¿Litio para México?
Por la tarde del 23 de agosto, se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el decreto para la creación del organismo descentralizado Litio para México, cuyo acrónimo será LitioMx y tendrá como cabeza de sector a la secretaría de Energía (Sener).
El objetivo de LitioMx “es la exploración, explotación, beneficio y aprovechamiento del litio, ubicado en territorio nacional, así como la administración y control de las cadenas de valor económico” del mineral en cuestión.
Hay tres temas inquietantes:
1.-El crimen organizado. La Familia Michoacana se hizo multimillonaria pellizcándole cargamentos a productores privados de acero y posteriormente enviándolos a China, obteniendo efedrina a cambio. No hay demasiada ciencia en mudar de acero a litio como producto a exportar ilegalmente.
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2.-La seguridad nacional. La experiencia en la mayoría de las minas de distintos elementos en México está plagada de opacidades entre los supuestos guardianes que las custodian, la delincuencia organizada, los caciques de la zona y las diferencias entre lo que reportan a la autoridad y lo que efectivamente explotan los concesionarios.
¿Quién va a revisar lo que realmente se produzca, tratándose de una empresa del Estado?
3.-El plazo para los resultados. No hay un solo experto en temas de minería que siquiera considere que habrá utilidades que repartir en el corto plazo, por lo que habrá que cargarle los gastos de operación al Estado.
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¿No sería más apropiado que empresas especializadas hagan el trabajo y se repartan los beneficios junto a los riesgos?
Si no se hacen las cosas bien, LitioMx tiene todos los ingredientes para irse junto con la refinería Dos Bocas, el AIFA y el Tren Maya, al pasivo más grande en la historia contemporánea de México. Demasiado riesgo para el patrimonio nacional.
De las anécdotas que se cuentan
Por la tarde del 30 de julio, se dio un incidente en Guatemala.
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El presidente de aquella nación, Alejandro Giammattei, andaba de gira por Jacaltenango, próximo a la frontera con México, para inaugurar unas por la región.
La prensa guatemalteca y buena parte de la mexicana apuntaron que el mandatario fue víctima de un atentado por parte del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y que en el enfrentamiento fue herido uno de los sicarios de este grupo.
Sin embargo, mesurado fue el comentario del gobierno federal guatemalteco, que señaló en sus redes sociales que elementos militares ubicaron una unidad sospechosa: “elementos del Ejército le marcaron el alto para una revisión de rutina. Los pasajeros del vehículo abrieron fuego contra los elementos de seguridad iniciando un intercambio de disparos en el que resultó herida una persona de origen mexicano”.
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Preguntando al investigador criminalista Mauricio Saldaña, éste comenta que, en realidad, fue uno de los cinturones de seguridad que protege al mandatario en sus desplazamientos, el que ubicó por accidente a una célula de CJNG que se desplazaba por la zona.
Evidentemente, el grupo criminal no tenía idea de que el presidente de esa nación andaba de gira por la zona y pensaron que iban por ellos, lo que originó un enfrentamiento.
El experto apunta que ni remotamente el mandatario guatemalteco estuvo en peligro.
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El sicario mexicano identificado como Josué López Velásquez, es el que dio la nota, confirmando por enésima ocasión el movimiento de grupos delictivos en la porosa frontera entre Guatemala y México.
Los malquerientes se preguntan si los abrazos deberían haberse aplicado en este problema de claro interés binacional.
Parece que en la tierra de los kaibiles no son propicios a esa clase de combate afectuoso.
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*ARD
